lunes, 26 de septiembre de 2022

EL ÁNGEL DE LA ENCINA CENTENARIA,

Ofrecemos un primer post creativo para la ocasión, y que está incluido en la sección de Colaboradores del blog, del poeta Francisco Acuyo. Se trata de un poema que hizo dedicado a la Casa de Campo de la Encina Literaria (al lugar y sus ocupantes y trabajadores)  que se titula El ángel de la Encina centenaria.


EL ÁNGEL DE LA ENCINA

CENTENARIA



 



 

Para todas las personas de La Encina centenaria,
que trabajan, alientan, comparten y conviven
en su sede solidaria excepcional,
modelo de humanidad y fraternal entendimiento. 


 

 Por la tarde, esperando la noche
donde contemplar, entre amigos
fraternales, el ángel de las estrellas
por encima de la encina centenaria.






  
DE la encina alza el ángel

el vuelo centenaria:

el púrpura celeste

del horizonte escancia

 

   la copa de la tarde

que brinda solidaria

por el amigo cierto

que con bondad regala.

 

   Comprensión, indulgencia,

cordialidad y gracia

fraternal de la encina

son fruto y son sustancia

 

   intangible que nutre

raíces, tronco y ramas.

El ángel de la encina,

benévolo sus alas

 

   abre a los corazones

fraternos la sagrada

luz de un albergue donde

al fin sosiegue el alma

 

   desfallecida tras

la existencial jornada.

Si un instante del ángel

miráis el vuelo, blanda

 

   se hará en vuestro trasiego

vital la dura carga,

y un ángel entrañable

aquí extiende sus alas.

 

   Mirad sobre la encina

la noche constelada

cómo un alma ilumina

de estrellas solidaria.

 

 

 

 

Francisco Acuyo







2 comentarios:

  1. Me parece que Paco Acuyo recoge muy bien las impresiones, que le suscitan la convivencia con el personal de la Encina y con nosotros, los pacientes, que ya somos sus amigos. El Sábado se inauguró El club de lectura con la recitación de 4 poemas importantes de la lengua española, elegidos al azar: Lorca, Becquer, Quevedo, Garcilaso y Gongora.
    Fue una tarde de poesía y amistad, en la que algunos nos entusiasmados con el arte de hacer versos.

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  2. Pudimos observar el amor picante de Lorca, el amor romántico de Becquer, el amor constante, más allá de la muerte de Quevedo, el amor idealizado de Garcilaso y el amor sublime de Gongora.

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