viernes, 20 de enero de 2023

GRANDES ESCRITORES, GRANDES BIPOLARES, POR CRISTOBAL CARPIO GONZÁLEZ

Para la sección de Autores del taller, traemos el título Grandes escritores, grandes bipolares, de Cristobal Carpio González. Haremos comentarios sobre este interesante texto. Es especialmente recomendable porque su autor, con trastorno de TOC es un lector incansable, y habida cuenta de las dificultades que tienen los que padecen este trastorno para la lectura, será mucho interés escuchar y leer sus experiencias lectoras.


GRANDES ESCRITORES, GRANDES BIPOLARES,

POR CRISTOBAL CARPIO GONZÁLEZ





PARA LUCÍA, amiga culta y simpática.

 

La historia de la creación artística, cualquiera que sea el medio empleado, bien el arte o la literatura, ha estado durante toda la trayectoria del hombre y sus distintas épocas, en una relación muy estrecha con los desórdenes mentales.

Grandes pintores que nos hicieron ver el  mundo de una manera insólita y nueva , durante el Impresionismo, como Vincent Van Gogh, padecieron enfermedades mentales de una gran gravedad, pero ello no les impidió desarrollar su faceta artística  e incluso ésta tuvo un poder catártico o  liberador de su tensiones psíquicas.

Federico García Lorca
Mas en en este breve ensayo, nos vamos a ceñir  a la literatura del siglo XX y a algunos ejemplos destacados y entre ellos habrá un español de prestigio universal, tal vez aumentado por su asesintato  cruel y vil. García Lorca, tenía un trastorno bipolar, y como cuenta su amigo Pablo Neruda, padecía muchas oscilaciones de ánimo , y por eso, en un mismo día podía estar muy alegre y sentirse muy derrotado por la noche. Digamos para simplificar que sus cambios de humor eran como una montaña rusa con sus fases de exaltación o maníacas, en las que se mostraba eufórico y creativo y en las fases depresivas, en las que manifestaba un desaliento vital apabullante y una incapacidad para seguir viviendo en todas sus dimensiones, y todos estos pormenores acerca de la personalidad de nuestro poeta local y granadino universal, los estudia el psiquiatra, ya fallecido, Emilio Valdivielso Miquel, en su muy recomendable libro, El drama oculto, en el que mete el escalpelo clínico y analítico en las vidas entrecruzadas de Lorca, Dalí, Buñuel y Falla, todos con perturbaciones de diversa índole y de mayor o menor gravedad. Mucho más graves en los casos de Lorca y de Dalí y en el muy cuadriculado Falla.

Asimismo muy difíciles fueron las vidas de dos poetisas norteamericanas, que rivalizaron literariamente y que se llamaron Anne  Sexton, una mujer muy atrevida para su época, pues llegó a escribir poemas sobre la masturbación femenina, cuya vida fue muy desdichada por el maltrato paterno y que conoció a Sylvia Plath en 1957, y ambas tenían una relación de amor-odio, pues competían en el orbe literario.


Ambas eran muy perfeccionistas y padecían de forma muy aguda un trastorno bipolar lo que las condujo inexorablemente a la autolisis o dicho en un lenguaje más coloquial, al suicidio.

Anne  Sexton se mató con 46 años y Sylvia Plath, lo hizo en 1963, ya en su novela, La campana de cristal, tan cargada de ecos autobiográficos, se deja entrever que su única salida iba a ser dar fin a su vida. Ella se encontraba tan mal en Londres, con sus dos hijos, y con su marido, él también poeta, Ted Hughes, al que ella se sentía inferior, y  eso que había escrito un libro bellísimo titulado Ariel.  Parece ser que al final los dos tuvieron igual reconocimiento literario, mas ella tuvo más repercusión social por la forma dramática en que acabó su vida. Ella era norteamericana y él era un gran poeta inglés, y al que la crítica casi apreciaba más que a ella.

Truman Capote es muy famoso por esta afirmación tan expresiva y tan contundente : Soy alcohólico.  Soy drogadicto. Soy homosexual. Soy un genio.  Pero, en puridad, era un hombre muy vulnerable, y era un enfermo bipolar que había escrito dos novelas perfectas , que fueron A sangre fría y Música para
camaleones,
y algunos relatos o cuentos de una gran belleza. El éxito y la fama desmesurados lo perjudicaron como escritor y como persona, él se quiso vengar de la misma alta sociedad neoyorquina, que lo había llevado a la cúspide, y por eso, escribió una nouvelle o novela breve  fallida, que fue Plegarias atendidas, y eligió el título prestado de unas palabras de Santa Teresa de Jesús. Fue un hombre de un gran talento, pero al que su fama excesiva y sus desafueros con las drogas y el alcohol le hicieron vivir poco.  Por tal razón, muchas veces la fama es perniciosa y puede ser un arma de doble filo y también autodestructiva, como lo fue en el caso de este brillantísimo escritor norteamericano.

Tennessee Williams

Tennessee Williams, un escritor formidable y también oriundo del Profundo Sur, como Capote, cultivó todos los géneros y gozó de un gran éxito como dramaturgo, cuando en el año 1945 estrenó en Broadway su obra, El zoo de Cristal, a la que la seguirían otras excelentes y algunas de ellas trasladadas al cine:Un tranvía llamado deseo,  Verano y  humo,  La rosa tatuada,   La gata sobre el tejado de zinc y La noche de la iguana, que está basada en un relato de título homónino. Asimismo escribió la primavera romana de la Señora Stone, también llevada al cine, y otra de tema homoerótico  u homosexual, Mouse, si mi memoria no me traiciona. Pero Williams fue una persona alcohólica, vivió su homosexualidad sin tapujos y en sus obras de teatro toca las pulsiones básicas del ser humano, como el sexo y la pasión amorosa, unas veces tolerado y otras veces, prohibido. Sufría un trastorno bipolar muy acentuado y crónico, bien que esta enfermedad suele ser muy resistente a los tratamientos y con tendencia a la cronicidad.

Además había antecedentes psiquiátricos en su familia, porque su hermana era esquizofrénica y Tennessee nunca dejó de cuidarla y jamás se olvidó de ella y también su madre era una persona con  un carácter muy fuerte, algo desequilibrado y con un temperamento muy puritano, y todo ese mundo familiar conflictivo, lo desarrolló en los personajes femeninos de sus dramas teatrales y por eso,  las figuras de sus obras teatrales nos parecen tan naturales y tan verosímiles.

Considero a Tennessee Williams como el mejor dramaturgo norteamericano del siglo XX, superior a Arthur Milller y además mucho más versátil,  ya que cultivó todos los géneros:Teatro, novela, cuento, y autobiografía, ya al final de su vida, escribió sus memorias, que en España las publicó Bruguera en 1986.

Ernest Hemingway, fue un gran escritor y un gran vividor. Era una persona propensa a los excesos en todos los asuntos de la vida, el alcohol, las mujeres, la violencia, la caza. Sufría trastorno bipolar tal vez, porque durante su vida presenció con sus ojos mortales demasiadas guerras, demasiada sangre y demasiada violencia. Estuvo en la Primera Guerra  Mundial, de donde salió con unas heridas muy graves en una de las piernas. Asimismo cubrió la guerra  civil y defendió la causa republicana y se hizo amante compulsivo de una periodista norteamericana muy atractiva, bien que antes se había casado por la iglesia con otra mujer, de la que había tenido descendencia. Pero no juzgamos su actos, sino que valoramos su vida y sus obras. Fue un buen autor de relatos. Le gustaba mucho España  y en especial las corridas de toros y Pamplona  y en ellas se inspiró para escribir  Fiesta, una novela bien resuelta de 1929, con Pamplona como telón de fondo, y dejó una bella metáfora acerca de la superación humana en El viejo y el mar, en la clásica traducción del gallego-cubano Lino Novás Calvo, y no en vano, recibió el Premio Nobel en 1954. Pertenecía a   The Lost  Generation, o Generación  Perdida, en la que estaba su amigo John Dos Passos y también Scott Fitzgerald, el autor de esa novela impar, titulada, El gran Gatsby, en la impecable traducción del granadino Justo Navarro Sin embargo, ya sabemos cómo terminan muchos bipolares, y Hemingway, que tenía una naturaleza violenta, y que igual que cazaba animales, mataba hombres, cogió un rifle y se disparó a la boca , en Cuba.

Virginia Woolf
Virginia Woolf, la gran dama del grupo de  Bloomsbury, de vida trágica, fue violada sistemáticamente por su hermanastro y le cogió aversión a la  sexualidad masculina. Se hizo amante de la también escritora y casada como ella, Vita Sackville West, a la que dedicó una de sus narraciones  más extensas, confusas y más logradas, titulada,  Orlando.  También escribió un ensayo de estirpe feminista, titulado Una habitación propia. Fue admirada por grandes escritores, entre ellos, por Borges, que tradujo dos obras suyas, Orlando y  Un cuarto propio. Virginia Woolf es la mejor escritora inglesa del siglo XX, sin ninguna sombra de duda. Novelas como Las olas, con ese juego de monólogos y esos saltos temporales, que nos cuentan la vida de los protagonistas, es una obra perfecta y espléndida.  Asimismo son muy buenos algunos libros autobiográficos y lo es también otra novela, Al faro, que contiene elementos biográficos. Virginia Woolf se vistió una vieja bata en el año 1941, llena de piedras muy pesadas  y se sumergió en las gélidas aguas del río Ouse, pero antes le dejó una nota conmovedora y patética a su marido:

Siento que voy a enloquecer de nuevo.  Sé que esta vez no me recuperaré...  No puedo luchar más.  Ni siquiera puedo escribir esto adecuadamente. No puedo leer. Lo que quiero decir es que te debo toda la felicidad de mi vida. Si alguien podía haberme salvado habrías sido tú. Todo lo he perdido excepto la certeza de tu bondad.

Cesare Pavese fue uno de los narradores italianos mejor dotados.  Había escrito ensayos sobre la literatura norteamericana, que conocía muy bien y que había traducido al italiano. Escribió obras tan vibrantes y tan bien elaboradas, como El diablo en las colinas, Entre mujeres solas, El bello verano. Había luchado con los partisanos contra el fascismo del Duce y había pertenecido al Partido Comunista sin el menor entusiasmo. Era muy amigo de una grandísima escritora, Natalia Ginzburg, que tiene dos novelas admirables, Nuestros ayeres (1951) y la hermosísima Las palabras de la noche (1961), pero centrémonos en Pavese, que se segó la vida por culpa de un desengaño amoroso con una actriz norteamericana, después de que le hubieran concedido el premio Stregga, y que en su diario, El oficio de vivir ( 1949) , anotó : Basta de palabras. Tan sólo un gesto.

Pavese era bipolar, bien que lo que lo inclinó a matarse fue su desencuentro amoroso con esta bella y seductora norteamericana y él acometió su muerte, en la  habitación de un hotel de Turín, en el año 1950, después de tomarse una cantidad muy abundante de barbitúricos o de pastillas equivalentes. Ya lo había enunciado en un poema muy célebre, en unos versos, que lo han consagrado, como escritor. Vendrá la muerte y tendrá tus ojos. Pavese, uno, sino el mejor escritor italiano del siglo XX, junto a otros como Dino Buzzati, Natalia Ginzburg, Italo Calvino, Primo Levi, ese podría ser el censo  de algunos de los mejores novelistas de la Italia del siglo XX, aunque habría muchos más.

Juan  Ramón Jiménez, nuestro Premio Nobel en el exilio de Puerto Rico, tenía ansiedad generalizada, era hipocondríaco. Propendía al aislamiento y  por eso, todos los asuntos prácticos de la vida cotidiana, los derivaba hacia su esposa y colaboradora Zenobia, a la que quería mucho, pero tenía como una esclava servil.  Tenía oscilaciones anímicas muy intensas, brotes fuertes de emotividad, y una obsesión permanente por la muerte, y por tal motivo, es más que probable que tuviese un trastorno bipolar. Era una persona sumamente maniática con sus pertenencias y cómo era un poeta puro, intelectual, se encerraba en su Torre de Marfil.

Alejandra Pizarnik , una gran poetisa argentina, y muy creativa, vivió toda su breve vida torturada por los demonios de su cabeza y por el trastorno bipolar que padecía, que la condujo al suicidio.Ella, desesperada por su sufrimiento, llegó a tomarse 50 pastillas de secobarbital, uno de los barbitúricos usados por Marilyn  Monroe. Se cree que Alejandra Pizarnik sufría trastorno bordeline o límite, pero verdaderamente tenía un trastorno bipolar muy severo. Sus versos lo dicen todo: Siniestro delirio amar una sombra / La sombra no muere / Y mi amor / sólo abraza lo que fluye / como lava del infierno.  Es un poema que expresa una rabia y una desesperación frente a la vida frenéticas e inusuales y que preludia  su suicidio inminente.

Es posible que Aliocha Coll, escritor madrileño, nacido en 1948, y amigo íntimo de Javier Marías , y que nos dejó una novela póstuma y metaliteraria, titulada Atila, padeciera de Trastorno Bipolar. Aliocha Coll vivía en París y era médico, además de ser escritor y había trabado una singular amistad con Javier Marías, el hijo del gran filósofo Julián Marías. Aliocha Colll se desesperó y se suicidó en 1990, de forma abrupta y prematura, porque le decía que para él la vida no importaba nada ni tenía ningún valor. Aliocha  Coll tradujo una versión en versos blancos del teatro de Marlowe.

Pero no sólo abundan los bipolares en la Literatura, que también existen o han existido en la música, en compositores del talento de Schubert, Beethoven o en pintores como Goya y asimismo en Van Gogh, que ha sido mencionado en este breve ensayo, y siguiendo con la música, Kurt Cobain, el líder del grupo Nirvana , que puso fin a su vida en 1994, y cuyo grupo ha vendido tantas copias de discos ( millones de su primer disco )., sufría Trastorno Bipolar.

Esto sólo ha sido un breve paseo por el lado oscuro y salvaje de la vida, principalmente en el territorio de  la Literatura. Espero que les haya sido ameno e instructivo , como me lo ha sido a mí, porque me ha ayudado a revisar viejos conceptos y a algunos autores muy queridos y leídos. Todo sea por la Literatura y Loor a la Lectura. 

 



Granada, 19. VI.2013   Final de la Primavera.   Tiempo voluble, ánimo estable. Leves cambios en el año 2023.18.I.23


 

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