Para la sección de Autores del taller, traemos el título Grandes escritores, grandes bipolares, de Cristobal Carpio González. Haremos comentarios sobre este interesante texto. Es especialmente recomendable porque su autor, con trastorno de TOC es un lector incansable, y habida cuenta de las dificultades que tienen los que padecen este trastorno para la lectura, será mucho interés escuchar y leer sus experiencias lectoras.
GRANDES ESCRITORES, GRANDES BIPOLARES,
POR CRISTOBAL CARPIO GONZÁLEZ
PARA LUCÍA, amiga culta y simpática.
La historia de la creación artística, cualquiera que sea el
medio empleado, bien el arte o la literatura, ha estado durante toda la
trayectoria del hombre y sus distintas épocas, en una relación muy estrecha con
los desórdenes mentales.
Grandes pintores que nos hicieron ver el mundo de una
manera insólita y nueva , durante el Impresionismo, como Vincent Van Gogh,
padecieron enfermedades mentales de una gran gravedad, pero ello no les impidió
desarrollar su faceta artística e incluso ésta tuvo un poder catártico
o liberador de su tensiones psíquicas.
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Federico García Lorca |
Mas en en este breve ensayo, nos vamos a ceñir a
la literatura del siglo XX y a algunos ejemplos destacados y entre ellos habrá
un español de prestigio universal, tal vez aumentado por su asesintato
cruel y vil. García Lorca, tenía un trastorno bipolar, y como cuenta su amigo
Pablo Neruda, padecía muchas oscilaciones de ánimo , y por eso, en un mismo día
podía estar muy alegre y sentirse muy derrotado por la noche. Digamos para
simplificar que sus cambios de humor eran como una montaña rusa con sus fases
de exaltación o maníacas, en las que se mostraba eufórico y creativo y en las
fases depresivas, en las que manifestaba un desaliento vital apabullante y una
incapacidad para seguir viviendo en todas sus dimensiones, y todos estos
pormenores acerca de la personalidad de nuestro poeta local y granadino
universal, los estudia el psiquiatra, ya fallecido, Emilio Valdivielso Miquel,
en su muy recomendable libro, El drama oculto, en el que mete el escalpelo clínico
y analítico en las vidas entrecruzadas de Lorca, Dalí, Buñuel y Falla, todos
con perturbaciones de diversa índole y de mayor o menor gravedad. Mucho más
graves en los casos de Lorca y de Dalí y en el muy cuadriculado Falla.
Asimismo muy difíciles fueron las vidas de dos poetisas
norteamericanas, que rivalizaron literariamente y que se llamaron Anne
Sexton, una mujer muy atrevida para su época, pues llegó a escribir poemas
sobre la masturbación femenina, cuya vida fue muy desdichada por el maltrato
paterno y que conoció a Sylvia Plath en 1957, y ambas tenían una relación de
amor-odio, pues competían en el orbe literario.
Ambas eran muy perfeccionistas
y padecían de forma muy aguda un trastorno bipolar lo que las condujo
inexorablemente a la autolisis o dicho en un lenguaje más coloquial, al
suicidio.
Anne Sexton se mató con 46 años y Sylvia Plath, lo
hizo en 1963, ya en su novela, La campana de cristal, tan cargada de ecos
autobiográficos, se deja entrever que su única salida iba a ser dar fin a su vida.
Ella se encontraba tan mal en Londres, con sus dos hijos, y con su marido, él
también poeta, Ted Hughes, al que ella se sentía inferior, y eso que
había escrito un libro bellísimo titulado Ariel. Parece ser que al final
los dos tuvieron igual reconocimiento literario, mas ella tuvo más repercusión
social por la forma dramática en que acabó su vida. Ella era norteamericana y
él era un gran poeta inglés, y al que la crítica casi apreciaba más que a ella.
Truman Capote es muy famoso por esta afirmación tan
expresiva y tan contundente : Soy alcohólico. Soy drogadicto. Soy homosexual. Soy un
genio. Pero, en puridad, era un hombre muy vulnerable, y era un enfermo
bipolar que había escrito dos novelas perfectas , que fueron A sangre fría y
Música para
camaleones, y algunos relatos o cuentos de una gran belleza. El
éxito y la fama desmesurados lo perjudicaron como escritor y como persona, él
se quiso vengar de la misma alta sociedad neoyorquina, que lo había llevado a
la cúspide, y por eso, escribió una nouvelle o novela breve fallida, que
fue Plegarias atendidas, y eligió el título prestado de unas palabras de Santa
Teresa de Jesús. Fue un hombre de un gran talento, pero al que su fama excesiva
y sus desafueros con las drogas y el alcohol le hicieron vivir poco. Por
tal razón, muchas veces la fama es perniciosa y puede ser un arma de doble filo
y también autodestructiva, como lo fue en el caso de este brillantísimo
escritor norteamericano.
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Tennessee Williams |
Tennessee Williams, un escritor formidable y también oriundo
del Profundo Sur, como Capote, cultivó todos los géneros y gozó de un gran
éxito como dramaturgo, cuando en el año 1945 estrenó en Broadway su obra, El
zoo de Cristal, a la que la seguirían otras excelentes y algunas de ellas
trasladadas al cine:Un tranvía llamado deseo, Verano y humo,
La rosa tatuada, La gata sobre el tejado de zinc y La noche de la
iguana, que está basada en un relato de título homónino. Asimismo escribió la
primavera romana de la Señora Stone, también llevada al cine, y otra de tema
homoerótico u homosexual, Mouse, si mi memoria no me traiciona. Pero
Williams fue una persona alcohólica, vivió su homosexualidad sin tapujos y en
sus obras de teatro toca las pulsiones básicas del ser humano, como el sexo y
la pasión amorosa, unas veces tolerado y otras veces, prohibido. Sufría un
trastorno bipolar muy acentuado y crónico, bien que esta enfermedad suele
ser muy resistente a los tratamientos y con tendencia a la cronicidad.
Además había antecedentes psiquiátricos en su familia,
porque su hermana era esquizofrénica y Tennessee nunca dejó de cuidarla y jamás
se olvidó de ella y también su madre era una persona con un carácter muy
fuerte, algo desequilibrado y con un temperamento muy puritano, y todo ese
mundo familiar conflictivo, lo desarrolló en los personajes femeninos de sus
dramas teatrales y por eso, las figuras de sus obras teatrales nos
parecen tan naturales y tan verosímiles.
Considero a Tennessee Williams como el mejor dramaturgo
norteamericano del siglo XX, superior a Arthur Milller y además mucho más
versátil, ya que cultivó todos los géneros:Teatro, novela, cuento, y
autobiografía, ya al final de su vida, escribió sus memorias, que en España las
publicó Bruguera en 1986.
Ernest Hemingway, fue un gran escritor y un gran vividor.
Era una persona propensa a los excesos en todos los asuntos de la vida, el
alcohol, las mujeres, la violencia, la caza. Sufría trastorno bipolar tal vez,
porque durante su vida presenció con sus ojos mortales demasiadas guerras,
demasiada sangre y demasiada violencia. Estuvo en la Primera Guerra
Mundial, de donde salió con unas heridas muy graves en una de las piernas.
Asimismo cubrió la guerra civil y defendió la causa republicana y se hizo
amante compulsivo de una periodista norteamericana muy atractiva, bien que
antes se había casado por la iglesia con otra mujer, de la que había tenido
descendencia. Pero no juzgamos su actos, sino que valoramos su vida y sus
obras. Fue un buen autor de relatos. Le gustaba mucho España y en
especial las corridas de toros y Pamplona y en ellas se inspiró para
escribir Fiesta, una novela bien resuelta de 1929, con Pamplona como
telón de fondo, y dejó una bella metáfora acerca de la superación humana en El
viejo y el mar, en la clásica traducción del gallego-cubano Lino Novás Calvo, y
no en vano, recibió el Premio Nobel en 1954. Pertenecía a The
Lost Generation, o Generación Perdida, en la que estaba su amigo
John Dos Passos y también Scott Fitzgerald, el autor de esa novela impar,
titulada, El gran Gatsby, en la impecable traducción del granadino Justo
Navarro Sin embargo, ya sabemos cómo terminan muchos bipolares, y Hemingway,
que tenía una naturaleza violenta, y que igual que cazaba animales, mataba
hombres, cogió un rifle y se disparó a la boca , en Cuba.
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Virginia Woolf |
Virginia Woolf, la gran dama del grupo de Bloomsbury,
de vida trágica, fue violada sistemáticamente por su hermanastro y le cogió
aversión a la sexualidad masculina. Se hizo amante de la también
escritora y casada como ella, Vita Sackville West, a la que dedicó una de sus
narraciones más extensas, confusas y más logradas, titulada,
Orlando. También escribió un ensayo de estirpe feminista, titulado Una
habitación propia. Fue admirada por grandes escritores, entre ellos, por
Borges, que tradujo dos obras suyas, Orlando y Un cuarto propio. Virginia
Woolf es la mejor escritora inglesa del siglo XX, sin ninguna sombra de duda.
Novelas como Las olas, con ese juego de monólogos y esos saltos temporales, que
nos cuentan la vida de los protagonistas, es una obra perfecta y
espléndida. Asimismo son muy buenos algunos libros autobiográficos y lo
es también otra novela, Al faro, que contiene elementos biográficos. Virginia
Woolf se vistió una vieja bata en el año 1941, llena de piedras muy
pesadas y se sumergió en las gélidas aguas del río Ouse, pero antes le
dejó una nota conmovedora y patética a su marido:
Siento que voy a enloquecer de nuevo. Sé que
esta vez no me recuperaré... No puedo luchar más. Ni siquiera
puedo escribir esto adecuadamente. No puedo leer. Lo que quiero decir es que te
debo toda la felicidad de mi vida. Si alguien podía haberme salvado habrías
sido tú. Todo lo he perdido excepto la certeza de tu bondad.
Cesare Pavese fue uno de los narradores italianos mejor
dotados. Había escrito ensayos sobre la literatura norteamericana, que
conocía muy bien y que había traducido al italiano. Escribió obras tan
vibrantes y tan bien elaboradas, como El diablo en las colinas, Entre mujeres solas,
El bello verano. Había luchado con los partisanos contra el fascismo del Duce y
había pertenecido al Partido Comunista sin el menor entusiasmo. Era muy amigo
de una grandísima escritora, Natalia Ginzburg, que tiene dos novelas
admirables, Nuestros ayeres (1951) y la hermosísima Las palabras de la noche
(1961), pero centrémonos en Pavese, que se segó la vida por culpa de un
desengaño amoroso con una actriz norteamericana, después de que le hubieran
concedido el premio Stregga, y que en su diario, El oficio de vivir ( 1949) ,
anotó : Basta de palabras. Tan sólo un gesto.
Pavese era bipolar, bien que lo que lo inclinó a matarse fue
su desencuentro amoroso con esta bella y seductora norteamericana y él acometió
su muerte, en la habitación de un hotel de Turín, en el año 1950, después
de tomarse una cantidad muy abundante de barbitúricos o de pastillas
equivalentes. Ya lo había enunciado en un poema muy célebre, en unos versos,
que lo han consagrado, como escritor. Vendrá la muerte y tendrá tus ojos. Pavese,
uno, sino el mejor escritor italiano del siglo XX, junto a otros como Dino
Buzzati, Natalia Ginzburg, Italo Calvino, Primo Levi, ese podría ser el
censo de algunos de los mejores novelistas de la Italia del siglo XX,
aunque habría muchos más.
Juan Ramón Jiménez, nuestro Premio Nobel en el exilio
de Puerto Rico, tenía ansiedad generalizada, era hipocondríaco. Propendía al
aislamiento y por eso, todos los asuntos prácticos de la vida cotidiana,
los derivaba hacia su esposa y colaboradora Zenobia, a la que quería
mucho, pero tenía como una esclava servil. Tenía oscilaciones anímicas
muy intensas, brotes fuertes de emotividad, y una obsesión permanente por la
muerte, y por tal motivo, es más que probable que tuviese un trastorno bipolar.
Era una persona sumamente maniática con sus pertenencias y cómo era un poeta
puro, intelectual, se encerraba en su Torre de Marfil.
Alejandra Pizarnik , una gran poetisa argentina, y muy
creativa, vivió toda su breve vida torturada por los demonios de su cabeza y
por el trastorno bipolar que padecía, que la condujo al suicidio.Ella,
desesperada por su sufrimiento, llegó a tomarse 50 pastillas de secobarbital,
uno de los barbitúricos usados por Marilyn Monroe. Se cree que Alejandra
Pizarnik sufría trastorno bordeline o límite, pero verdaderamente tenía un
trastorno bipolar muy severo. Sus versos lo dicen todo: Siniestro delirio amar
una sombra / La sombra no muere / Y mi amor / sólo abraza lo que fluye / como
lava del infierno. Es un poema que expresa una rabia y una desesperación
frente a la vida frenéticas e inusuales y que preludia su suicidio
inminente.
Es posible que Aliocha Coll, escritor madrileño, nacido en
1948, y amigo íntimo de Javier Marías , y que nos dejó una novela póstuma y
metaliteraria, titulada Atila, padeciera de Trastorno Bipolar. Aliocha Coll
vivía en París y era médico, además de ser escritor y había trabado una
singular amistad con Javier Marías, el hijo del gran filósofo Julián Marías.
Aliocha Colll se desesperó y se suicidó en 1990, de forma abrupta y prematura,
porque le decía que para él la vida no importaba nada ni tenía ningún valor.
Aliocha Coll tradujo una versión en versos blancos del teatro de Marlowe.
Pero no sólo abundan los bipolares en la Literatura, que
también existen o han existido en la música, en compositores del talento de
Schubert, Beethoven o en pintores como Goya y asimismo en Van Gogh, que ha sido
mencionado en este breve ensayo, y siguiendo con la música, Kurt Cobain, el
líder del grupo Nirvana , que puso fin a su vida en 1994, y cuyo grupo ha
vendido tantas copias de discos ( millones de su primer disco )., sufría
Trastorno Bipolar.
Esto sólo ha sido un breve paseo por el lado oscuro y
salvaje de la vida, principalmente en el territorio de la Literatura.
Espero que les haya sido ameno e instructivo , como me lo ha sido a mí, porque
me ha ayudado a revisar viejos conceptos y a algunos autores muy queridos y
leídos. Todo sea por la Literatura y Loor a la Lectura.
Granada, 19. VI.2013 Final de la
Primavera. Tiempo voluble, ánimo estable. Leves cambios en el año
2023.18.I.23